Sabemos que ahora todos somos héroes para nuestros hijos,
somos amigos de nuestros amigos, y buenos vecinos de nuestra ciudad. Nosotros
sabemos que somos sobrevientas de épocas muy difíciles de la política peruana,
sobrevivientes de una hiperinflación jamás imaginada, sabemos lo que es cargar
fusiles de palo, sabemos ganar gallardetes, trofeos, diplomas, canicas, etc.
- ¡Nosotros,
sí, sabemos!
Pero a pesar de nuestros conocimientos de aquella época, mi
vecina me la quiso hacer… se creyó pendeja, la muy viva y terrible villana.
Ella jamás imagino que los amigos son los amigos y nos contamos todo. ¿Qué
habrá pensado la muy bandida? ¿Qué…? ¿El amor se puede compartir? El amor no es
para compartir, el amor es exclusividad del corazón. Lo que sí se puede
compartir es el cuerpo. Durante la primera semana, bajón total.
- Mejor
no le digamos nada – le dije a mi amigo –. Hagamos como si no supiéramos… tú
sigue con la tuya, y yo con la mía, y ella será lo que nosotros queramos.
Y así fue… algunas veces conmigo, otras veces con él. Mientras
tanto ella aseguraba fidelidad. Muy bandida la vecina. Empecé a buscar otros
horizontes, otras posibilidades.
Si Pacolo va a Talavera con Señorito Yuri en busca de la
pequeña ojos de canica, ¿Por qué no puedo ir a San jerónimo? Ninguno de mis
amigos se había percatado que en el colegio Virgen del Carmen crecía con su
belleza la prima de Anku Ayllu. Felizmente El Zorro Paul concentraba sus artimañas
en el interior de su casa. Dicen que Maricarmen Rigueiro estaba más buena que
la loca Hilda o la chata de ojos de canica.
- ¡Menos
Mal!
De alguna manera me las arreglé para tener su amistad de esa
bella morena. Todos los días después del cole por Chuspi a San Jerónimo. A
veces solo, otras veces acompañado. Sin dinero en el bolsillo lo que tenía era
la seguridad en el espejo con mi peine. No tan bonito, pero de seguro era
exótico.
En muchos sentidos yo era un muchacho diferente. Por un lado
mis vacaciones la pasaba más allá de Wakukuri, chambeando la tierra, cosechando
maíz en hilera, entre el lodo y el barro yo era Raymundo, ósea, el hombre que
debe morir… Yo no pasaba mis vacaciones
en Lima como El Cholo quien después de quince días de estadía se creía el más,
más… el último pituco a imitar o como
Yuricha que se creía el Dios de los tambores napoleónicos. Ni hablemos de
Chanchito Venegas, se apreciaba el Albert Einstein, el galán del salón,
matemático, casi siempre engreído, con ganas de querer hacer las cosas bien
aunque sea gileando, lo que nunca imaginó es que El burro la tenía más… más
historial junto a La quince y El pato.
Y sí mencionamos al pato, este sí que la soñó, la peleó para
tenerla muy cerca. Era tan joven y prefirió ser cuñado a ser “amor”. Se dice
que, el quien ama, deja… la deja ir. Tremenda persona el Pato. Mis respetos.
Pero lo que no se perdona bajo ninguna circunstancia es instigar a robar las
ciruelas de su propio huerto al payino que ocupaba todo su tiempo en los
micrófonos de una radio que recién estaba por salir. Malévolo y descarado El
pato.
En fin, todos vivimos en la Edad Media a pensar de no ser
Medievo, no éramos duchos con la espada y la flecha, pero sí éramos tan buenos con
las hondas. Ni hablemos de los Chiwakus, de los gorriones, las perdices... Con
una sola puntería caían dos, tres para el asador… vivimos en una época
totalmente diferente, con aciertos y desaciertos, con tristezas y felicidades. Como
en todas épocas, había pocos que tenían muchos, y muchos que tenían pocos. ¡Era
tan raro tener una bicicleta!
- ¿Raro?
- ¡Perdón
tío Venado! – Le dije – tú tenía una moto, pero no querías llevar a nadie
argumentando que se gastaba la llanta trasera. ¿sí o no?
- Raymundo
mentiroso.
- Dejémoslo
ahí, tío… le dije ahora que ya somos viejos.
Así como el amor había entorpecido mis estudios, también me haría
un joven aplicado ¿Cómo no estudiar si el único lugar en donde podía verla era
en la biblioteca? Empecé a recuperar mis notas haciendo mis tareas escolares en
la biblioteca al lado de ella, mejor dicho; en la mesa contigua. ¡Ay, el amor! Tan
puro y tan cojudo.
- ¡Qué
huevón!
Pero, ¿cómo decir al corazón cuando este solo quiere latir
por ella? Felizmente amor de chibolos es amor pasajero. Eso de que el amor es
ciego, sordo y mudo, lo certifica también mi experiencia. ¿Qué le habré visto a
esa morena para quedar estupefacto de amor? Me conformaba con pequeñas cosas,
una sonrisa era lo máximo. Lo irrefutable es que cuando el corazón mira, los
ojos sólo sirven para ver y andar sin tropiezos, pero para amar, no sirve. El argumento
de que me gustaba su forma de ser, pueda que no me crea ni el wakukuri.
Felizmente cuando la ilusión acabó, ni para decir que
extrañaba su cuerpo, a lo sumo su lento caminar de la biblioteca a su casa.
De hecho, valió la
pena ir a San jerónimo. Lejos de los buitres, de los cóndores y los pájaros. Lejos
de Chanchito julio que ni bien le soltaron la soga, tímidamente empezaba con sus primeas aventuras fuera de su
corral. Ni hablemos de Maniaco, bandido, siempre listo con su somnífero el Ron
Cartavio, y cuando estaba vacía, especial para jugar a la botella borracha.
En San jerónimo además de encontrar un amor puro e inocente,
también encontré un amor furtivo, amor clandestino. De esos que no se debe de hablar,
ni describirla, porque se degrada su valor. Con decir hermosa, pueda que se esté
siendo impreciso. Lo cierto era encantadora con su rostro, y además muy
apasionada. Con el argumento de que su padre era celoso, nos veíamos a
escondidas. Yo le esperaba según lo pactado. Algunas veces en los maizales,
otras veces mirábamos el atardecer en los cerros bajo el amarillo de las
retamas. De la iglesia a su casa nunca. Ella era evangelista y yo, recién confirmado
por los santos sacramentos. Cuando de amor juvenil hablamos, no tiene
importancia los sacramentos. Desde luego, el hombre según pasan los años, descubre
su razón de ser, si es varón, por su puesto; quiere una mujer. Y si es mujer,
quiere un varón. No hay razón que valga. Ser o no ser, esa es la cuestión. La homosexualidad
es una cuestión casi normal, tanto en los hombres como en los animales, con la
diferencia de que los animales lo hacen de manera instintiva, mientras que los hombres
de manera consciente. Y no hace falta pedir explicación al homosexual, ellos
siempre tendrán razón, excusa o argumento que explique la manera cómo
justificar lo que es incorrecto. Mientras tanto, seguiremos descubriendo historias
denigrantes y lamentables de la inocencia y el infortunio de los muchos niños
que son ultrajados por depravados sexuales, y los muchos degenerados lamentablemente
se encuentran escondidos bajo respetables y venerables albas de la iglesia. A
nombre de la religión y de Jesús, todas las aberraciones…
Alba es la túnica que según dice la biblia usó Jesús mientras
Herodes le hacía burla durante el juicio.
Pero, ¿cómo frenar la
pasión cuando este se mueve casi automáticamente? Imposible. Mejor hablémoslo
de los pecados a su padre. De seguro que tiene mucho que contar. De acuerdo a las
experiencias, cuanto más murallas, más bandidos queriendo entrar, y entraron no
mas… Ella era deportista, específicamente
voleibolista. Sí que tenía buenos saques, buenos servicios y muy buena matadora.
En conclusión, la mejor de todas… Lo de malo, por ser bonita y sexy, todos la
querían tener… me la quitaron nomas. Y yo, después de mucho tiempo, media vuelta
a mi casa, y saber que la muy bandida de mi vecina seguía pesando que seguía engañándome.
Mientras tanto,
Tilico y el Pecas jugaban a ser galán con las niñas del tercer año. Ya no
recuerdo sus nombres, era una dulzura una de ellas que de blanco rebozaba su
piel entera. Tendré que preguntar a la memoria quién era, y estoy seguro que
cualquier recuerdo podrá responderme lo que El pecas y El tilico no hicieron.
Cuando empecé a mirar la flor de otros jardines, supe que
tenía que hacer algo diferente, ser distinto los demás. Me puse a escribir
poemas que según yo, tenía rimas por todos lados. Las musas ya no eran mis
recuerdos, mis aventuras y desventuras. Otras
mariposas empezaron a aletear en mi entorno. Y la musa era la esperanza. Así te
encontré caminado por la alameda a tu casa en Alfonso Ugarte. ¡Ay, el amor!
Nunca las podré entender. Ni ahora que tengo cuarentipicos de años y tengo una
maravillosa esposa. ¿Sí o no Abelino? Y pensamos que con ella te ibas a quedar.
Lo tuyo sí que fue muy lindo. Eras nuestro ejemplo de fidelidad. Dos largos
años para alguien que tiene 15 años es demasiado tiempo. Pero la vida es así,
uno no sabe para quién trabaja.
- ¿Cómo
que no?
- ¿Tú
sabes?
- Claro,
Maniaco es Maniaco. La luchó, la peleó y la consiguió. Ahora es abuelo junto al
amor de toda su vida.
- Tiene
razón, Cesar.
- Y
si no es así… ¡que le corten la nariz a Cesar por mirarse mucho en el espejo!
- ¡No
seas pendejo, Juve! ¿Cómo que le van a cortar la nariz a nuestro Juan Espinoza
Medrano?
- Dirás
Laura León
- ¡Explícate,
Pellejo!
- Espejito,
espejito… dos mujeres y un camino
- No
entiendo
- ¡Laura
León, pues!
- ¡Ah!
- ¿Y
qué me dices del Che?
- Dirás
del Belén punku Chimpachi, o tal vez de La Santi.
- No
hablemos de huevadas, podemos herir susceptibilidades, mejor hablemos de nuestro partido de los sábados.
De mal en peor, ¿qué
está pasando con nuestro equipo?, jugamos bien, pero perdemos. Tenemos buen
arquero, buenos defensas, buenos mediocampistas. Goles son amores.
- El
problema es el zorro, ¿acaso no lo ves?
- La próxima ganamos, aunque sea de chiripa pero ganamos, sino que sigan festejando los ACD. Nuestra derrota es la alegría de ellos…
- ¿Por
qué nos tienen tanta bronca?
- De eso, mejor no se hablemos… dijimos todos...
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