Poemas de Alejandro Enciso Altamirano.
Conocí a Alejando Enciso Altamirano en ocasión de completar el elenco de “Tres jueces para un largo silencio” la obra de Andrés Lizarraga que llevamos este año a escena con gran aceptación del público en la Manufactura Papelera.
Mi primera impresión (excelente por cierto) fue confirmándose a medida que transcurrían los ensayos, en el debut y hasta el día de hoy. Ahora, que tengo la alegría de presentar este entrañable libro cuyo titulo es fiel reflejo de su contenido, “Nostalgias milenarias”, también tengo la tristeza de despedirlo con un hasta siempre para amortiguar la pena.
Muertes y nacimientos se alternan en “Nostalgias milenarias” a veces en quejas desgarradoras otras en susurros acariciantes. Siempre presente sus orígenes, su peruanidad para amar, para reclamar, para hacerse oír, para que no haya olvido. Añora el sol Peruano, a veces, sin advertir que lo lleva dentro de él.
Sus versos suenan plácidos e indomables. “Escucha vecino/ ha sonado la campana/ vamos a la plaza/ el pueblo no quiere más víctimas” o de un incurable romanticismo “Misteriosos aires/ son milagros/ de cuando yo te vi por vez primera,/ sentada frente a mí”. Pero en todos los casos se respira a través de su poesía la autenticidad que seguramente le viene de las entrañas de los Andes que lo vieron nacer.
La originalidad de su poemario surge a borbotones de sus sentimientos encontrados en busca de la luz, atravesando los laberintos de su ancestral lengua. “Pero la fuerza del cajón/ no es negro por ser de negros/ ni el blanco es blanco por ser blanco/ es de llantos también de gozos/ y se nota alegre/ es un misterio al afro-near.” En sus poemas sueña con sueños lejanos y sus sueños están al alcance de su mano.
Alejandro ha viajado por su interior en incansable búsqueda y por el mundo sintiéndose extranjero, llevar una cultura a cuestas no es poca cosa.
Todos somos viajeros en la obra de otro, y todos somos extranjeros cuando vamos desgranando las páginas de un libro. A veces nuestros ojos de turista se deslumbran con los paisajes sin llegar a desentrañar los jeroglíficos que tenemos ante nuestros ojos, lo cual no es un impedimento para el disfrute o el padecimiento.
A los que amamos la poesía nos rige un común denominador: la belleza, la verdad, la autenticidad y al mismo tiempo nos distingue la diversidad de los fantasmas que implacablemente nos poseen.
Ante este nuevo libro, “Nostalgias milenarias”, de Alejandro Enciso Altamirano, yo como él también siento que “extranjerito soy”.
Pablo Moretti.
Actor. Dramaturgo. Director teatral. Poeta.