martes, 1 de diciembre de 2009

Fragmentos de la novela ÑANKUNA

LA HISTORIA DE LOS HERMANOS YAKU KURI:
–Allin punchau kachun, mamay – saludé ni bien entré a la cocina.
–¿cómo estas hijito? –me preguntó desde su lugar al tiempo que ahuyentaba a los cuyes con q’uruntas de maíz y llamándolos por el nombre de su espacie: ¡Q’uwi!
–Allínmi kachkani, mamay –contesté de acuerdo a al timbre de su voz y su ternura, luego me aproximé hacia la tullpa que estaba más viva y calurosa que nunca. Invitaba quedarse acurrucado.
–¿Imata ruwachkanki?
–Estoy buscando mis usutas –le dije mientras encendía el mechero en la tullpa– no la puedo encontrar.
–¿Buscaste debajo de los cueros?
–Manaraq –contesté.
–Debe de estar allí, sino dónde más estaría.
–Maskaramusaq
–Arí, Apurimaq, anda y búscalo no más... –dijo, luego me hizo recordar mi primera responsabilidades de la mañana– no te olvides de juntar la cama.
–Arí mamay, lo juntaré, dije. luego salí de la cocina llevando el mechero.
con la luz no demoré en localizar las usutas que estaba uno en cada lado. A falta de colchón tenemos bastantes pellejos de oveja que sirve de colchón. Yo y mis hermanos nos acostamos en el suelo, por ser el menor duermo en el medio. Nosotros tenemos una regla básica de convivencia: el último en levantarse arregla la cama. Por alguna razón siempre me toca hacerlo a mí. El día que no lo haga querrá decir que ya no soy niño. Mientras tanto, trato de pensar que esa responsabilidad no es una obligación, es un habito saludable.

–¿Tarinkichu usutaykita?
–Ya lo encontré ahora estoy levantando los pellejos.

Uno sobre otro los apilé en el batán, luego salí hacia el corral y me senté detrás de Papacho que todavía continuaba haciendo leña. Ya no estaba enojado, y de su rostro deslizaba un semblante mas bien afectuoso.

–Ya que no estás haciendo nada –dijo–, junta la leña y llévalas a la cocina.
Me levanté y empecé a hacer el trabajo. En ese instante los chanchos emitieron estridentes e inaguantables sonidos. ¡Upallay, cuchi! Dije con harto impulso, y el poderío de mi garganta estalló en todas partes del corral. No hicieron caso. Cuando es por comida los cerdos son sencillamente insoportables, gritan por gritar ensordecidamente sin entender razones ni atenciones. Algo de violencia es preciso para obtener tranquilidad. Les arrojé unos proyectiles que cayeron sin puntería en cualquier lado y le dije: “antikupa churin cuchikuna” .

Mientras hacía mis labores pensaba en las vacaciones escolares que estaban por terminar. Después de casi tres meses de permanencia en el campo, el tiempo de volver a la ciudad era eminente. Solamente faltaba cultivar los sembradíos de maíz de Piki-pata y concretar la compra de algunos animales domésticos. Para acabar en un día la chacra en cuestión requería como mínimo de diez peones. Después de sus dolencias imaginé que la preocupación de mi padre eran los peones. Pensativo y algo ido continuaba haciendo leña, y opté seguir juntando los trozos de tronco y no darle motivos para recibir regaños.

El plan para semana era acabar todo lo que concierne a las labranzas de la tierra, y los días restantes dedicarnos íntegramente al negocio. La compra y venta de ganados no es una actividad fácil, por lo general se viaja de pueblo en pueblo y de casa en casa preguntando si tienen algo para vender. Muchas veces los viajes son vanos, horas y días enteros caminando termina agotado cualquier hombre. Ser negociante de ganados es una actividad hartamente sacrificada, pero todo esfuerzo tiene interesantes recompensas.

–Ojalá se presenten todos los peones –habló finalmente con marcados signos de preocupación – Pikipata es para 10 hombres.
–Vamos a terminar –le dije –amaña llakikuychu. Ya somos cuatro faltaría solamente seis.
–Ustedes todavía son niños. Piki-pata necesita de adultos
–Timani tiene 16 años.
–Por ahora es el único capaz. Tú y Ancasmayta solo pueden ayudar...
–Cuando sea grande seré la cabeza de todos –le dije mientras iba llevando varias las leñas la cocina–, a todos les ganaré, papá. A todos...

“Qué así sea, hijo” dijo para sus adentros Papacho, y continuó haciendo leñas con el hacha que según él, es herencia de su padre.
Pikipata es un cerro que guarda a la comunidad de kakiabamba en conjunto con el Marco-pata, Anyanisu, Timani y el cerro Wakukuri. En Piki-pata las tierras son fértiles y aptas para el q’atun tarpuy que es de noviembre a marzo donde se aprovecha el agua de las lluvias.

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Poesía andina: Espíritu

Alejandro en Imágenes

éstas imagenes corresponden a mi actividades sociales y culurales realizadas en el años 2007.
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Pronombres del runa-simi

MODO AFIRMATIVO
singular
-Ñuq’a.. kani... yo soy
-Q’an... Kanki..tu eres
-Pay … kan … ella/el es
-Kay … kan … esto es (neutro)

plural
-Ñuq’ayku…Kaniku… Nosotros
-Q’ankuna…Kankichi..Ustedes
-Paykuna…. Kanku…. Ellos/ellas
-Kaykuna….Kkanku… Estos/tas

Importante:
* El pronombre ÑUQ’A termina en vocal, entonces se le agrega el sufijo YKU.
* Cuando los pronombres terminan en una consonante se le agrega el sufijo KUNA

MODO NEGATIVO
-Ñuq’a mana kani
-Q’an manan Kanki-chu
-Pay manan kan
-Kay manan kan-chu
-Ñuq’ayku manan Kaniku-chu
-Q’ankun manan Kankichi-chu
-Paykuna maman Kanku-chu
-Kaykuna manan Kanku-chu

Importante:
*Cuando el pronombre termina en consonante el modo negativo es MAMAN, MANA cuando termina en vocal, pero con algunas exepciones. Además al sustantivo se le agrega el sufijo CHU.

Algunos ejemplos
-q'an manan kanki-chu (tu no eres)
-q'an manan kanki q'elqaq-chu (no eres escritor)
-Ñuq’a kani ductur / q'ampiq runa
-ñuq'a manan kani q'ampiq-chu
-paykuna maman kanku ductur-kuna-chu

Manuel Macchiavello

Discurso en el Salon Dorado

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