miércoles, 1 de diciembre de 2010

Aunque mal pague

Les dije a mis amigos que quería volver a mi tierra, y ellos me contestaron  sorprendidos que estaba loco, y que no tenía mucho que hacer por allá... Y yo pensé: ellos estan equivocados.  En realidad, siempre hay algo por hacer, mucho más cuando se tiene la vocación de servicio social.

La decisión de a poco fue tomando el color real dentro de mis pensamientos. Llegado el tiempo, realmente supe qué hacer. El principal problema que se me presentaba eran los cuestionamientos de Marcela, mi enamorada ¿qué me responderá? Los argumentos no fueron brutales cuando la enfrenté, pero eran más o menos convincentes: “En argentina siempre seremos extranjeros”, le dije quejumbrosamente. “tenemos que irnos de acá si acaso queremos tener familia”  

La tierra de uno es la tierra de uno. Debo de confesar que jamás terminé acostumbrándome de vivir en una ciudad como Buenos Aires, a pesar de las bellezas que ofrece en cada paso. Es cosa mía. Hay personas que tienen facilidad de adaptación,  muchos terminan acostumbrándose con una facilidad increíble, cambian de nacionalidad como si fuera una fotocopia y como si fuera poco, adoptan con destreza las costumbres de los lugareños, yo no, me puede más el orgullo de ser peruano, de ser andahuaylino. Mis recuerdos eran mucho más importantes que todas las propuestas de una ciudad cosmopolita, y culturalmente más que interesante.

 Yo debo de decir hinchado de jactancia que pertenezco a una cultura donde convive el recuerdo y la esperanza a orillas del Chumbao. Los chankas, pues, fueron además de grandes hordas vigorosas, importantes hombres dentro del mundo precolombino que marcó definitivamente con su valentía y pujanza  el curso de la cultura incaica. Siempre lo supe, creo que desde la panza de mi analfabeta madre que, a pesar de mis pobrezas soy rico, culturalmente. Y como tal; aprendí a vivir la vida, honrando día tras día la grandeza de mi pueblo runa-simi.

Pero ella, es decir; mi Marcela me contestó una y otra vez que estaba loco, aunque no descartaba la posibilidad de acompañarme en la aventura de volver a nuestra patria. Los siguientes días fueron tediosos por los cuestionamientos que ella formulaba. Cada pregunta tenía que ser contestada con el debido cuidado, era lo justo. Ella merecía una buena explicación, una buena razón como para no dejar a la deriva todo un conjunto posibilidades de progreso profesional. Si acaso no lo saben acerca de Andahuaylas, no es, pues, una ciudad grande como para cambiar por una moderna como Buenos Aires, pero tiene eso de “no sé que es” que me atrae tal si fuera un imán.

Hasta ese momento, ella sólo se había ilusionado, pues, era una víctima más de las frías fantasías. Yo pienso que de tanto encariñarse con su propio ensueño, muy adentro anhelaba cambiar de vida para vivir más tranquila.
De hecho que el enfoque de la propuesta era la familia, nuestra propia familia. “Criaríamos a nuestros hijos en nuestra propia casa y no en una alquilada”. Empecé diciendo mientras ella miraba a mis ojos con marcada atención. “Aquí la inseguridad es cotidiana, y el temor a que las calles nos lo quite a nuestros hijos si acaso tenemos es permanente”. Una ciudad grande y/o moderna como Lima, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Willintong, Sidney o Melobourne no garantiza seguridad. “En Andahuaylas la gente es hospitalaria y solidaria, y por sobre todo, están mis familiares. Con la ayudad de ellos y la gente del pueblo podemos educarlos de acuerdo a nuestros pensamientos y costumbres”. De hecho que el entorno también educa. Marcela es educadora, y lo sabía muy bien.

– “¿Qué hay de mi, de mi profesión? ¿Te pusiste a pensar en eso acaso?... veo que piensas sólo en ti, eres egoísta”.
Ella tenía todas las razones del momento. Yo le escuché atentamente. “¿Por qué quieres volver a tu pueblo que apenas te ofrece recuerdos de adolescencia?... Aquí, no te hace falta nada, tú carrera profesional está encaminada, ¿no te das cuenta? hay mucha gente que ya busca tus publicaciones,  tus presentaciones poéticas son concurridas, y en la obra de teatro en la que participas estás muy bien. Estoy segura que te iría mejor si acaso desistes la idea de volver al Perú, a tu tierra, a Andahuaylas”.

No me considero pusilánime, pero sí enemigo de las riñas y los pleitos. Desde niño me educaron para ser buen hombre, siempre honré a mis felices padres en cada uno de mis actos. Las cuestiones de Marcela no eran complejas, pero tampoco simples, sencillamente eran espinosos para responder. Sin embargo, yo tenía una leve esperanza de que ella lo pensara mejor al respecto. Y fue así, cierta noche ella me sorprendió. “Te acompañaré a donde vayas”, me dijo. “Es mi deber como tu mujer. Tu éxito también  será el mío”. Debo de confesar que no esperaba una respuesta de tamaño valor. Todavía perplejo por la inesperada respuesta, lo primero que se me vino en mente es darle lo que siempre supe desde el momento que nos conocimos: amor y ternura. Luego dije, creo que con lagrima en los ojos: “No te arrepentirás”. En verdad, no se arrepentirá. Lo juro, por mí, y por todo el amor que la tengo, porque ella me ha cambiado la vida, y por ella yo haré lo que tengo que hacer; triunfar en mi tierra, en mi pueblo, en mi Andahuaylas querido.
Pues compré los pasajes para el 30 de julio, después, para mí empezó cínicamente la cuenta regresiva. Lo importante es que viajaríamos los dos. Ella de vacaciones por diez días y yo, para no volver más. En verdad no quiero más salir del Perú como migrante, si acaso se da, lo haré como siempre quise: para charlas y conferencias.  La idea de viajar juntos fue para formalizar nuestra relación ante nuestros padres y hermanos. En Lima, de hecho, conocería a la familia de Marcela. Siempre pensé que mi única familia era la consanguínea, pero el tiempo supo contradecirme con hechos contundentes. La familia política es la familia del amor aunque no se quiera admitir ¡qué agradable fue conocer a mi suegra, a mis cuñados, sobrinos y primos!

No siempre lo planificado resulta perfecto. Apenas llegado, Marcela se enfermó en Lima de los ojos, los médicos recomendaron total reposo. “La idea de viajar a la sierra es mejor quitársela, corre el riesgo de perder la vista”, fue lo que nos dijo el doctor que de origen era Tarapoto, !qué bueno¡, lugar en donde radica mi hermano Marcial es lo único que le dije. Después… Dios sabe lo que hace, cuestionarlo, por más terrenal que sea, la cuestión era celestial.

Y ella, triste se quedó, sin conocer a mi familia, sin conocer a mi tierra. La noticia a mi familia de Andahuaylas ncayó como agua del carnaval, a la cabeza del soñoliento Sandoval; inesperada. Imaginé a mi madre, supongo que sus ollas, de la tullpa al suelo por decepción. Me había dicho que chancho por matar había en el corral, y como si fuera poco, chactado de cuy el sartén estaba por esperar. Y bueno, no se pudo hacer nada. Y como si todo esto fuera poco, el pasaje que para Andahuaylas se compró, la agencia no quiso devolver… dejemoslo así, a la ambición con su billetera en su gordura.

A poco de partir hacia Buenos Aires, una buena mañana nos sorprendió en el aeropuerto, el sol recién nacido me dijo con sus rayos fulminantes ten fe andahuaylino, ella volverá. Yo también lo supe cuando de sus ojos una correntada de lagrimas corrieron por la mejilla. No llores amor, seis meses es nada en el tiempo. Yo tengo un compromiso de amor contigo, mi corazón es solo tuyo, y no te preocupes, que yo estaré esperándote cada día, minuto y segundo. Le acompañé hasta donde se me permitió en el aeropuerto. No vaya ser que me acusen de terrorista por mis escritos como “decían los vientos” “ya no soy el pobre niño” o por “yo quiero ser pueblo tu guerrero”. Estamos hablando sandeces, amor. Mejor, yo también me voy, y cuando ella estaba por desprenderce de mis manos le dije.

-¡Apuesto que tu llegarás primero a tu destino! Saca tu cuenta no más, en breves estás por partir…y en cinco horas llegarás a Buenos Aires. En tanto yo, viajaré por la tarde, y mañana después del medio día recién estaré arribando.

Pues bien, ahora varios meses después me quedo con el consuelo de la promesa viva de tener una familia y un pronto reencuentro si Dios quiere en enero. El recuerdo constante de su voz, es mi luz. Los mensajes por e-mail mi esperanza, y la imagen floreciente de su belleza mi ilusión.

En adelante después de muchas dificultades finalmente concreté montar una pequeña empresa. Ahora trabajo de sol a sol, siempre pensando en ella. Por ser los primeros meses no me va tan bien que digamos. En efecto, esperanza es lo que no pierdo, tengo fe que mejorará. Hoy por hoy, son oscuros amaneceres. Estoy seguro, sí,  en algún momento el sol radiante saldrá por donde tiene que salir, si es por Wankabamba mucho mejor. Sin embargo, por mi honor digo que es la mejor propuesta de servicio que hay en Andahuaylas en cuanto a transferencias de dinero se trata. Mucho mejor que el Banco. La Wester y Money Gram que son empresas extrajeras, y no peruana como la mía ¿Se entiende el concepto de primero lo nuestro? venga, vengan... Av. Perú 442, Argenper, la manera más fácil, rápido y seguro de enviar su dinero. O sencillamente, más cerca de usted, más cerca de su familia.

Pero afortunadamente Marcela es mujer que anda con pocos rodeos. Ya fijo la fecha de viaje. Finalmente pisará tierras Chankas poco después que la campana de la iglesia San Pedro, tañe sus alegrías al son de las seis en punto. Una lástima que dicha campana no tenga la fuerza necesaria como para hacer oír a todos aquellos que me decían que ella no vendrá.

Más tarde, de noche por teléfono, Marcela me dice riéndose: “Cuando apenas llegue, lo primero que haremos será un bebé, y cuando se confirme que estoy embarazada, si es varón Timani será su nombre y, ¿si es mujer? Me gusta Miskila me contestó. Y yo… que sea lo que Dios quiera, pero antes, ven amor que estoy esperándote, cada día, le dije.
Así es, queridos amigos. Aunque mal pagué, yo viviré en mi Andahuaylas querido, junto a mi gran amor que de nombre lleva; el nombre de mi felicidad.

Enciso Altamirano (Alejandro de Andahuaylas)

1 comentario:

Anónimo dijo...

buenisímo el relato. Felicitaciones

Poesía andina: Espíritu

Alejandro en Imágenes

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Pronombres del runa-simi

MODO AFIRMATIVO
singular
-Ñuq’a.. kani... yo soy
-Q’an... Kanki..tu eres
-Pay … kan … ella/el es
-Kay … kan … esto es (neutro)

plural
-Ñuq’ayku…Kaniku… Nosotros
-Q’ankuna…Kankichi..Ustedes
-Paykuna…. Kanku…. Ellos/ellas
-Kaykuna….Kkanku… Estos/tas

Importante:
* El pronombre ÑUQ’A termina en vocal, entonces se le agrega el sufijo YKU.
* Cuando los pronombres terminan en una consonante se le agrega el sufijo KUNA

MODO NEGATIVO
-Ñuq’a mana kani
-Q’an manan Kanki-chu
-Pay manan kan
-Kay manan kan-chu
-Ñuq’ayku manan Kaniku-chu
-Q’ankun manan Kankichi-chu
-Paykuna maman Kanku-chu
-Kaykuna manan Kanku-chu

Importante:
*Cuando el pronombre termina en consonante el modo negativo es MAMAN, MANA cuando termina en vocal, pero con algunas exepciones. Además al sustantivo se le agrega el sufijo CHU.

Algunos ejemplos
-q'an manan kanki-chu (tu no eres)
-q'an manan kanki q'elqaq-chu (no eres escritor)
-Ñuq’a kani ductur / q'ampiq runa
-ñuq'a manan kani q'ampiq-chu
-paykuna maman kanku ductur-kuna-chu

Manuel Macchiavello

Discurso en el Salon Dorado

Peru llaqta